LOS BAILES DE SALÓN

COQUETEAR EN LA PISTA DE BAILE

30/9/2018

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¿Sabías que todas las especies del reino animal eligen a su pareja de procreación a partir de un baile de apareamiento?

No es para sorprenderse entonces que el ser humano busque pareja en la pista, ¿o sí?. El pavo real muestra sus plumas, los peces danzan en las aguas y los gorilas se golpean el pecho para lucirse frente a su chica. Y en la mayoría de los casos, hay más de un macho buscando la atención de la misma hembra, la cual elige al más llamativo, atractivo, fuerte y en nuestro caso divertido para sacarla a bailar.

No importa donde mires o a quién preguntes, actualmente la mayoría de las parejas formadas salen de pistas de bailes, clubes o bares.

Por ello es normal que a la hora de bailar sintamos cierto nerviosismo, sobre todo si de bailes de salón se trata. Digo, no es lo mismo saltar al ritmo de un techno en una disco a reventar, que tener una mirada enfrentada y los pies de tu pareja entre los tuyos con un algo riesgo de pisarlos si la coordinación no está de tu lado.

Bailar es comunicarse sin palabras y a veces, esto se nos da mejor a algunos que intentar sacar una charla amistosa. Si las palabras te fallan, déjate llevar por el ritmo. A veces eso comunica más que mil cafés, o doscientas horas al teléfono.

Y como sabemos que has contemplado la pista, la sonrisa de las chicas que son cortejadas de manera exitosa y la posibilidad de ser tú el galán que triunfe con el baile como método de seducción, aquí te traemos algunos consejos que te llevarán a la victoria de la mano de tu chica.

Algo importantísimo que debes tomar en cuenta al pensar en estas posibilidades, es no sentirte mal al respecto. Siempre conseguirás a alguien en tu camino juzgando lo que piensas, pero en este caso, si te dicen que “las pistas de baile no son para conseguir pareja”, esa persona no sabe cómo comenzaron los bailes en primer lugar.
Si bien el punto es drenar estrés y pasar un buen rato y no necesariamente salir a coquetear, nuestros ancestros usaban los bailes con ese fin.

A mediados del siglo XV, incluso antes de establecer el Vals como baile de salón, en las salas de bailes de las grandes casas se hacían eventos llamados “presentaciones a sociedad” donde la chica de la casa, al cumplir los 15 o 16 años y considerada lista en formación para salir a casarse, era presentada en un baile ante las familias más importantes de la región o incluso del país.

Baile en el cual participaban otros chicos y chicas de 16 años en adelante, en ese entonces sin mucho contacto físico para conocerse. Con sus pasos, su gracia, elegancia y comportamiento social, los invitados llegados de todos lados decidían junto con los padres de la chica si era ella digna del mejor postor para ser su esposa.
Ahí conocían potenciales parejas pero también al resto del pueblo. Era la etapa más importante en la vida de una chica de alta sociedad antes de ser madre.

Con el tiempo esto fue evolucionando hasta ser aceptados los bailes de salón, que simplemente añadieron cierta exclusividad y contacto a la hora de bailar.
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Actualmente son muchos los factores que se toman en cuenta a la hora de bailar, sea de manera social o competitiva, sea para pasar el rato o para ligar. ​

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El solo pensar en la postura y los pasos es cosa del pasado. Debes tomar en cuenta muchos pequeños detalles que juntos te llevarán directamente a tu meta.
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Como proponer el baile, como hacer el contacto visual adecuado, como tomar a tu pareja y qué líneas usar para sacarle algo de charla mientras bailas, son cosas que debes tomar en cuenta además de lo más obvio: saber bailar, llevar el ritmo, guiar y no pisarla.

Existe una línea muy fina por ejemplo, entre la invitación adecuada y la que parece una propuesta penosa y exageradamente directa para llevarte a una chica a casa.

Cuando se trata de ligar en la pista, debes ir más allá del hecho de ser un buen bailarín. Tu seguridad y lenguaje corporal serán un abreboca y si no te sientes cómodo de por si bailando, eso se notará a kilómetros de distancia.

No todos son bailarines profesionales, eso es entendible pero pisar cada dos pasos o bailar entre temblores por cuestiones de nervios, es demasiado.

Te recomiendo como consejo extra el practicar en casa. En el espejo como si tuvieras ahí a tu pareja, visualizarte en la pista te será útil a la hora de forjar cierto nivel de confianza y actitud que debes mantener al momento de la verdad.

Pero aparte de ello, de lo básico, obvio y usual, aquí te dejo estos consejos que te harán el rey de las conquistas en la pista. Podrás notar que no hace falta ser un bailarín profesional para aplicarlos, solo un poco de confianza hace falta para disfrutarlos.

Aprender a Bailar

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​Sí, anteriormente dije que ser un profesional no es un requisito indispensable a la hora de coquetear en la pista de baile, pero si no tienes dominio en absoluto sobre tus pies, coordinación, equilibrio y ritmo, aunque sea un poco, pasarás a ser solo un mal recuerdo en la noche de las chicas.
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Conocer los pasos básicos, ver algunos tutoriales o videos y escuchar música te ayudarán mucho más de lo que crees.

Primero, si vas a un local de música latina por ejemplo, busca el ritmo y los tiempos de los géneros más tocados. Digamos Salsa, tiene 8 tiempos que podemos fácilmente contar de 4 en 4. Si buscas en internet encontrarás que dos de esos tiempos (el 4 y 8 son muertos, es decir, se deja como un especio durante su duración).

Pon las canciones de salsa más sonadas y trata de escuchar e identificar cómo los instrumentos de percusión marcan los sonidos. Una vez que hallas agarrado el ritmo contando (1, 2, 3 … 5, 6, 7), procede a marchar en el mismo sitio practicando el paso base de la salsa al tiempo de que cuentas.

Practica esto hasta que tu cuerpo y el ritmo se lleven uno con el otro, hasta que puedas hacerlo pensando en otra cosa y ve subiendo de dificultad.

Busca canciones más rápidas y trata de seguirla, afina tu oído con algunos clásicos y sigue hasta que sientas que puedas incorporar a la pareja en el juego.

Entrando a la pista de baile

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​El mayor error que puedes cometer es entrar bailando solo e ir escaneando por el camino a todas las chicas que hay en la pista, para colmo en la mayoría de las oportunidades: emanando inseguridad y falta de confianza.
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Llegar a la pista con buena actitud y vibra de disfrute, bailando relajado mientras disfrutas de la música y te dejas llevar por el ambiente es lo más recomendable.

Dirige tu enfoque a pasar un buen rato, divertirte y relajarte en lugar de salir de la disco bien acompañado.

Olvida por un segundo a las chicas cuando empiezas a dar tus pasos en la disco y ellas irán llegando a medida que crees un buen ambiente a tu alrededor. Esto no siempre pasa de manera instantánea, sobre todo si te cuesta un poco entrar en calor y sentirte en confianza en la pista de baile.

Esta actitud te diferenciará automáticamente de los otros chicos del local. La diferencia entre una entrada relajada, espontánea y divertida y una de cazador furtivo es algo que las señoritas casi olfatean, y en ocasiones, la segunda entrada genera un aire de necesidad que repele a cualquier potencial pareja al instante.

Lo más importante en este punto es la confianza. Baila y disfruta por ti y olvida lo que otras personas podrían estar pensando sobre tu estilo, forma de vestir o bailar. Enfócate en disfrutar el momento.
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Y toma en cuenta también, la línea fina que hay entre: estar relajado porque te sientes seguro y montar un espectáculo bailando como mono porque “no te importa lo que la gente piense”. Lo segundo podemos dejarlo para el espejo.

Promoviendo tu aura en la pista de baile

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De este modo, ya estás EN la pista y lograste entrar de manera tranquila en lugar de buscando a tu próxima presa. Bien.
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Uno de los factores que puede ayudarte ahora es quien te acompaña en la pista. Si tienes amigas mujeres, llevar a dos o tres contigo te ayudará a llamar la atención en la pista, a convertirte en una especie de centro focal al que de un momento a otro otras chicas formarán a ser parte.

Incluso, dependiendo del nivel de confianza que tengas con tus amigas, puedes contar con su ayuda y complicidad en este momento. Piensa esto: si un hombre se acerca a una chica con intención de llevarla a bailar con su amigo, ¿crees que de buen resultado? Pero, ¿y si lo hace una chica? Si tu amiga da buenas referencias de ti a otra chica, habrás ahorrado mucho trabajo solo con pedirle el favor.

Y bien, ¿si no tengo amigas mujeres? No hay problema. Este no es un factor totalmente necesario para conseguir el éxito con las damas, solo un comodín que te ahorra tiempo y esfuerzo. Si este es tu caso, entonces trabaja la confianza pues el paso anterior será tu base para el triunfo.

Solo mantente relajado y sigue con lo tuyo. Cuando el aura que busques se esté armando, lo notarás al verte rodeado de chicas a las que NO fuiste a buscar. Por ejemplo, bailando en una pista repleta de personas y de pronto notar que un circulo de mujeres se armó a tu alrededor, estás un paso más cerca de la meta.

Conociendo mujeres en la pista

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Una vez creada esa buena vibra a tu alrededor, estás a punto de haber triunfado por completo. Ahora, si es tiempo de escanear discretamente la pista para elegir a que chica te vas a acercar. Si ya tienes este punto resuelto, eso también está bien. La cuestión aquí es que con tú aura ya montada, ella ya habrá notado tu presencia en la pista y algo tan sencillo como el contacto visual te dirá inmediatamente tus posibilidades con ella y abrirá una invitación a bailar.
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Inmediatamente después de esto, es momento del acercamiento. Y es algo tan sencillo como tomar su mano y traerla a la pista contigo.

Tienes dos opciones, la primera es dejarlo sencillo. La tomas de la mano, la llevas contigo, tomando en cuenta siempre el contacto visual, y bailas con ella. O, la tomas de la mano, la haces dar una vuelta guiándola con tu mano por encima de tu cabeza, y la llevas a bailar.

La segunda opción es la más recomendable, es algo a lo que se muestran más abiertas y receptivas la mayor parte del tiempo.

Luego de esto, alguna frase coqueta como “te vi en la pista y sabía que debía sacarte a bailar”, buscar una risa, una conversación corta, averiguar su nombre y divertirla mientras bailan, será tu señal de triunfo.

Ya después de este punto, es tiempo de utilizar tus encantos y sonrisa para sacarla de la pista, disfrutar unos tragos y seguir disfrutando que la noche es joven.

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5 bailarines más populares

25/9/2018

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​Cada disciplina tiene a sus líderes y profetas, maestros y formadores que si bien no estuvieron en los inicios de dicho ramo todos ellos, consiguieron que sus nombres fueses escuchados por cualquier ser humano interesado en estudiar eso a lo que dedicaron su vida.

Estas personas pasaron de ser voceros y practicantes a convertirse en íconos de su materia.

Así como fue Da Vinci para el arte, Einstein para la física, Shakespeare  para la literatura y Beethoven para la música. Personas cuya intervención en su rama lo dio un giro o marcó una pauta, una norma o ejemplo a seguir para sus pupilos y admiradores. Eso mismo hicieron los cinco bailarines de bailes de salón que hoy les presentamos.

Su papel fue crucial en la danza y la música para convertirlas en lo que hoy conocemos. Su técnica, elegancia, destreza, dedicación, gracia y disciplina los caracterizan y diferencian de la multitud haciéndolos los cinco bailarines más famosos de todos los tiempos.

Su historia fue guardada y hoy la sacamos a relucir para ti, que si aún no tienes un alter ego de la pista de baile, quizás lo consigas en alguno de ellos.

Estas personas son la ejemplificación del baile como idioma universal. Puede haber bailarines latinos, hindúes, europeos, africanos o asiáticos pero todos tienen esa chispa interna que les activa la música y todos crean a partir de determinados pasos para innovar en estilos diferentes a partir del mismo arte.

El baile, sea el estilo que sea, tiene como propósito expresar con el cuerpo lo que la melodía de la música quiere contar.

Bailar es algo que libera a las personas, nos hace sentir ligeros y nos permite cambiar nuestras creencias internas. Si no lo crees, aprovecha cuando tengas un día duro y al llegar a casa lleno de estrés, tristeza, ira y dolor emocional, pon música.

Sea salsa, merengue, clásica, incluso rock-n-roll o electrónica, solo ponla y deja que tu cuerpo decida cómo moverse.

Pensarás que es una locura – puede que en algún momento pienses que tú mismo enloqueciste-, pero solo observa como tu cuerpo fluye sin prejuicios al son de la canción. Eso, también es bailar.

El punto de este arte es dejar que el cuerpo sea sin que la mente estorbe, y que cree una historia en cada paso y movimiento mientras disfrutas hacerlo.

Esto es algo que nuestra especie –y muchas otras- han hecho durante lo largo y ancho de su historia, como protesta, celebración, tributo o apareamiento. Pero hubo un punto en que el hombre necesitaba deshacerse un poco de sus reglas, y fue cuando crearon los bailes en pareja.

Cuando los bailes de salón nacieron expresaban elegancia, alegría, dinamismo y necesidad de cambio, las danzas de esa época contaban cómo funcionaba la sociedad. Y cuando el vals surgió de entre todo su rechazo, contaba uno de los pasos artísticos más importantes para traerle al hombre la evolución social que necesitaba.
Solo por un momento imagina que no hubiese existido el vals –que fue el primer baile de salón aceptado por la alta sociedad-. ¿Crees que la danza del vientre se habría difundido alrededor del mundo? ¿Qué la libertad de expresión llegara a permitir creaciones como el techno o la música electrónica? ¿Qué habrían salido a la luz estilos tan curiosos como el de Elvis?

Artistas como Shakira, Madonna, Usher, Michael Jackson, Marta Graham o Gene Kelly quizás no habrían podido desarrollar su arte del modo en que lo hicieron.

Ni la música, ni la danza, ni las relaciones interpersonales, ni mucho menos el trato que hay entre hombres y mujeres sería lo mismo si la intervención de estos bailarines nunca hubiese ocurrido.

Las personas de esta lista no fueron creadores de ningún estilo de baile, pero sin duda le dieron un nuevo aire. Supieron agregarles su personalidad y hacerlos diferentes respetando en mayor parte su esencia, lo pulieron y adaptaron sin permitir que se perdiera lo que eran en un inicio, y a pesar de no referirnos a partícipes del siglo XVI, a ellos estoy segura que los conoces.

Su vida y arte se desarrolló entre el siglo pasado y el que estamos viviendo y todos, a su manera revolucionaron la industria de un modo u otro.

Por ello y un poco más, les presento a los 5 bailarines de bailes de salón más populares de todos los tiempos:

Vernon e Irene Castle

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Marido y mujer que dedicaron su vida al baile. Ambos bailarines de bailes de salón y profesores de baile que tuvieron presentaciones en Broadway y en películas mudas a principios del siglo pasado.
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A ellos se les atribuye el mérito de revivir la popularidad de los bailes modernos y de salón. Llegaron a la cima de su propia fama en el primer show de Broadway de Irving Berlín en 1914, dejando a todos con la boca abierta con su Foxtrot.

Fueron también promotores del rag-time (un ritmo sincopado compuesto por piano), los ritmos del jazz y la música bailable afroamericana.

William Vernon Blyth fue un inglés mudado y establecido en Nueva York, que se encontró completamente enamorado de las tablas, dedicando varios años de su vida al escenario en otros medios además de la danza. Se estableció como actor de comedia, cantante, bailarín y mago bajo el nombre de Vernon Castle.

Irene Foote, neoyorquina de nacimiento; estudió danza y se presentó en numerosas ocasiones en teatros amateur antes de conocer a Vernon en 1910.

Luego de su matrimonio, se presentaron en París en varias producciones hasta quedar contratados por el Café de Paris para pasar a ser la sensación en la alta sociedad parisina y finalmente volver a Nueva York para abrir su escuela de danza “Castle House”, un club nocturno “Castles by the sea” y un restaurant “Sans souci”.

Debido a su fama eran frecuentemente contratados para clases particulares por personas élite, por las cuales Vernon llegó a cobrar una tarifa de 200$ la hora.

Fred Astaire

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Cuyo nombre de nacimiento era Frederick Austerlitz fue un americano que tuvo la oportunidad de incursionar en las tablas desde lo tradicional hasta el cine.
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Fue un actor, cantante, coreógrafo, bailarín de teatro y cine y presentador de televisión claramente apasionado por las artes corporales. Su impresionante carrera actoral en general abarcó un total de setenta y seis años, interviniendo en un total de 31 películas musicales.

Junto a Ginger Rogers, rodó un total de diez películas para ser mencionados como una de las mejores parejas de baile de la historia y posteriormente, el mejor bailarín del siglo XX y uno de los más influyentes de las pantallas.

Su carrera comenzó aproximadamente a los 6 años de edad con su hermana Adele como compañera de baile. Sus apariciones fueron un tanto intermitentes debido a las leyes de trabajo infantil de la época.

Fue durante los años 20 que los hermanos pisaron las tablas de Broadway y comenzaron sus presentaciones en diferentes teatros de Inglaterra llegándole al corazón al público entero de ambos continentes.

Luego de que su hermana contrajera matrimonio y abandonara su carrera artística en 1932, Fred continuó con su trabajo en Broadway mientras recibía ofertas de Hollywood y Londres.

Incluso tras las trabas que le imponía su falta de formación actoral, llegó a los estudios MGM para iniciarse en la capital del cine, donde apareció bailando con Joan Crawford en “Alma de Bailarina”.

Ginger Rogers

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Nombre artístico elegido por Virginia Katherine McMath, artista integral americana.
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Con un total de 62 años de carrera artística incursionó en la actuación, la danza y el canto llegando a ser merecedora de un Oscar a mejor actriz y habiendo participado en un total de 73 películas.

Su carrera comenzó a los 15 años de edad, en un concurso organizado por Eddie Foy para encontrar jóvenes talentosos. Siendo ella la ganadora con un baile de charlestón comenzó una gira con el teatro que la llevaría por todo el territorio estadounidense.

Sus primeros trabajos en la gran pantalla fueron dadas en un grupo de cortometrajes en 1929. Posteriormente fue elegida como protagonista para el musical de Broadway Girl Crazy donde conoció a Fred Astaire.

Fue en 1930 a la edad de 19 años, cuando firmó un contrato que la apalancaría a Hollywood para conseguir la expansión de su carrera, con nada menos que Paramount Pictures.

Y finalmente en 1933, fue elegida como compañera de baile de Astaire para las películas Volando hacia el Río de Thornton Freeland.

​Donnie Burns

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Un caso peculiar entre los bailarines de bailes de salón. Bailarín escocés de bailes de salón especializado en bailes latinos.
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Forma parte de libro de Record Guinness por nunca haber sido derrotado en una competición durante 20 años junto a su pareja Gaynor Fairweather.

Juntos acumularon un total de catorce victorias en el Campeonato Mundial de Baile Latino Profesional y once en el Campeonato Internacional de Baile Latinoamericano. Ambos records que no han logrado ser vencidos.

Sus transiciones de suave y sinuoso a arduo y sensual lo llevaron a ganar la fama mundial que lo preceden y el club de fans que le acompañaban.

Luego de finalizada su carrera competitiva, apareció como invitado en repetidas oportunidades en Bailando con las Estrellas y como juez en Estrictamente Venga a Bailar.

Actualmente a sus 59 años, continua activo como instructor de baile y empresario de bailes de salón.

​Pierre Dulaine

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Es un bailarín y profesor de danza palestino cuya popularidad se vio impulsada por un método de enseñanza artística poco convencional dedicada a la inclusión e integración social dirigida a jóvenes y familias desfavorecidas y rodeadas de violencia.
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Método que inspiró un filme llevado a la gran pantalla, en que Antonio Banderas representa a Dulaine, llamado Take the Lead.

Fue a los 14 años que comenzó su carrera artística en Birmingham, Inglaterra posterior a varias migraciones y movidas familiares forzadas por las situaciones violentas que acontecían en su país de procedencia.

Cuatro años más tarde, se titula bailarín profesional y durante tres años recibe formación en danza latina, old time y bailes de salón en la facultad ISTD, pasando a formar parte como miembro de la Sociedad de Profesores de Danza de la Facultad por derecho otorgado por las notables calificaciones obtenidas.

En dos oportunidades consiguió un primer lugar en el Campeonato de Baile Latino Profesional de Inglaterra. Posteriormente, trabajó como bailarín individual en diversos clubes, pubs y cabarets.

Luego de un año de estas labores, firmó un contrato como director de un crucero con ruta Nueva York – Islas del Caribe para fijar su residencia en Norte América.

En los años siguientes, Arthur Murray le otorgó un lugar como profesor de danza en su escuela. Y al tiempo que desempeñaba la enseñanza, se formó con John DelRoy. Él mismo, se convertiría en su equipo para llegar juntos a la victoria en el Campeonato Británico de Danza, el Nacional de América y el de las Artes.

Dulaine fue galardonado con el Astaire Award al mejor bailarín de Broadway por Grand Hotel y recibió la medalla Ellis Island como reconocimiento a su trayectoria y éxitos.

Estos artistas recibieron en su mayoría una formación integral de danza o artes desde muy jóvenes, pero eso no quiere decir que sea tarde para ti.

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9 errores de baile que no debes cometer

4/9/2018

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Bailar ayuda a oxigenar el cerebro, drenar estrés y mejorar la resistencia cardiovascular. Pero si a bailes de salón nos referimos, tenemos la ventaja de socializar, evitar el pánico y soltar la timidez además de los antes mencionado.

Los bailes de salón sean latinos o internacionales son divertidos, fluidos y dinámicos y al practicarlos con frecuencia mejoramos nuestra soltura corporal y estado de ánimo.

Para algunos bailar es algo que nunca se habían planteado anteriormente. ¿Por qué? ¡Fácil! Hay personas que sin intentarlo llevan la negatividad por delante y en lugar de dejarse llevar piensan en cuantos errores pueden cometer en cada canción o cuantas posibilidades existen que arruinen su oportunidad de bailar con esa persona.

A veces, nos cohibimos de intentar algo nuevo por miedo a fracasar, pero nos perdemos de un sinfín de aprendizajes y experiencias por decir que no sin intentarlo. Por eso, hoy traigo para ti una lista de 9 errores comunes que debes evitar en la pista de baile. Tómalos en cuenta pero no enloquezcas con ello, solo deja que la música te lleve.

Recuerda que el punto de bailar es disfrutar el momento, aun siendo un profesional si te tensas demasiado pensando más de la cuenta los pasos no saldrán para nada fluidos y eso se notará como que no tienes idea. Así que disfruta.

Los bailes de salón, oficializados y aceptados como los conocemos hoy, nacieron a mediados del siglo XVI. Surgieron por la necesidad de una sociedad de socializar con personas del sexo opuesto, aunque para la época de nuestros ancestros, eso era muy poco común, prohibido y castigado.

Mostrar una pareja que hacía contacto físico y visual era una atrocidad, pero algo que tenía que hacerse para que la vida humana evolucionara.

Fue así como el Vals se abrió paso desde los suburbios y barrios bajos, desde la plebe y los menos afortunados para colarse en los salones de los castillos contagiando a la nobleza.

Estos bailes crearon un lenguaje universal sin intentarlo. Hoy puedes ir a Latinoamérica a bailar el mismo Vals que nació en Viena, moverte a Francia y presenciar una exhibición de Salsa o a los Estados Unidos a bailar Paso doble. Y en cualquier rincón del mundo podrás observar todos los bailes de salón que ya conoces y que culturalmente conservan su esencia.

¿Nunca te ha pasado que ves a una persona en una disco, te acercas para conocerla y resulta que no hablan el mismo idioma? Sé que es curioso, pero el modo de socializar en este caso es bailando. Y puede pasarte si sales a un club nocturno en una ciudad concurrida de turistas.

Incluso, si no sabes cómo iniciar una conversación con alguien importante para ti o que ha captado tu atención, o simplemente consideras que no eres de esas personas que son buenas hablando, saber bailar en pareja podría sacarte de aprietos.

En la antigüedad de hecho era una especie de ritual, que en algunos países hoy en día todavía se lleva a cabo con diferentes fines.

En fiestas de quince años o dulces dieciséis en Latinoamérica y Estados Unidos, se celebra lo que antiguamente era la presentación en sociedad de la chica en esa edad. Para ellas era darse a conocer, para ellos la oportunidad de conocer e impresionar a su candidata a futura esposa.

En Estados Unidos, los bailes de graduación y en todo el mundo el Vals de los novios.
Como ves, los bailes de salón tienen gran importancia a nivel histórico y cultural. No es para menos que en la actualidad sean considerados una disciplina deportiva.
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Es por eso que te recomiendo recordar los siguientes puntos, para que te luzcas con orgullo o al menos seas recordado de un buen modo luego de tu siguiente salida a la pista de baile.

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1. Bajar la mirada

Muchos cometemos este error cuando damos nuestros primeros pasos en la pista, por ello hago énfasis en practicar. Como principiantes, tendemos a mirar nuestros pies y sentirnos inseguros sobre donde moverlos o tememos pisar a nuestro compañero.

En primer lugar esto nos tensa y nos lleva a ser el caso opuesto del siguiente punto: demasiado rígidos. En segundo lugar, si practicas lo suficiente desarrollarás algo llamado “memoria muscular”, esto te ayudará a sentirte seguro dentro y fuera de la pista digo, te has lavado los dientes dormido sin meter el cepillo en tu ojo –es lo mismo-.

Esto perjudica tu postura y no te permite conectarte adecuadamente con tu pareja. Trata hacer algo de contacto visual, puede parecer intimidante al principio pero te ayudará a “sentir” hacia donde moverá tus pies tu cabeza en lugar de andar pensando tanto.


  1. 2. Poner “brazos de fideos”

Esto es fatal tanto para líder como seguidor y como consecuencia suele perderse la línea del baile. En el primer caso, cortas la comunicación con tu compañero y reduces las posibilidades de que sepa hacia donde le estás llevando. En el segundo, dejarse guiar es muy diferente a pedir que te arrastren por la pista.

Un poco de firmeza en los brazos es lo ideal, lo suficiente como para que te hagas presente para tu pareja pero no como para que tenses el baile.

Existe un punto medio que puedes obtener a partir de un ejercicio muy simple: colócale frente a un muro, levanta tus brazos frente a ti, coloca las palmas de tus manos en la pared e inclínate ligeramente hacia adelante desplazando tu peso hacia la pared –como si fueras a hacer flexiones-. Esto te aportará resistencia y fuerza para que puedas mantener los brazos a la altura adecuada y con la firmeza buscada durante todas las canciones que bailes.


3. Levantar los hombros

Esto es causado más que todo por estrés y ansiedad y sale a flote cuando te concentras en tus pies, brazos, el ritmo de la música, la línea del baile, lo que piensa tu pareja y otras mientras bailas.

Es normal que esa tensión nos vaya recorriendo la columna y al no ser liberada y seguir creciendo se vea reflejada en nuestros hombros que se tensan y suben hacia las orejas, generándonos una uy extraña, incómoda y dañina postura y dejándonos con dolor de espalda después del baile en lugar de lindos recuerdos.

Así que relájate y respira por un momento, toma una bocanada de aire bien grande y libera esa tensión al exhalar. Esto hará que tus hombros desciendan, tu cuello se alce y te veas más esbelto y confiado.


4. Dar pasos demasiado largos

Esto es perfectamente normal, sobre todo si tienes piernas largas o tuviste algún maestro que repetía demasiado “exagera los pasos” hasta que creaste esta maña.
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​Estirar demasiado las piernas te corta el movimiento haciendo que parezca forzado, no te permite llevar el ritmo con facilidad ni te deja balancearte con la gracia que buscas. De hecho, este es uno de los motivos por los cuales ocurren los pisotones: estiras mucho cada paso, tu pareja trata de llevarte el ritmo y en su movida fuera de cuadro crea un desagradable encuentro colocando su pie bajo el tuyo o viceversa.


Trata entonces de irlos acortando poco a poco, hasta que sientas que puedes moverte con gracia y balancearte al ritmo de la música sin mucho estrés.

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​5. Sentirse frustrado

A veces, durante la clase o incluso en la pista de baile nos sorprendemos a nosotros mismos repitiendo el mismo paso una y otra vez buscando perfeccionarlo. Pero existen algunos pasos que son más complejos y requieren de mente, entendimiento, comprensión, coordinación y mucha práctica para lograrlos.

Al vernos enfrascados en uno de este tipo y encontrarnos con que nuestros compañeros ya lo sacan a la perfección, nos llega una molesta voz a la cabeza con la intención de hacernos desistir.

Cuando esto suceda, respira, toma un descanso y un trago de agua, cálmate y relájale por un segundo. Luego vuelve a la pista cuando te hayas despejado, quizás en ese punto te sea más sencillo.

6. Irrespetar la línea del baile

La línea, el ritmo y los tiempos son importantes para que la comunicación con tu pareja fluya con facilidad. Recuerda que cada estilo de baile tiene su estilo de línea y el llevarla acorde te permitirá llevar la música y a la hora de la verdad en la pista, evitará que andes chocando a otras parejas.

Solo imagina que tienes la línea marcada en el suelo donde te posicionas con tu compañero, esto te ayudará a crear un recuadro imaginario que les permitirá tener su pedacito de la pista privado, como bailar en una burbuja. De este modo, otros bailarines respetarán tu espacio y en cierto modo influirás en mantener el orden en la pista.


7.Pensar demasiado durante el baile

Tu cuerpo dice todo aunque tus labios no se muevan. Si te sientes incomodo tu pareja podrá notarlo aunque no le digas nada. Si piensas demasiado o tienes la mente en otro sitio, puede que te veas parado en alguno de los primeros cuatro puntos de esta lista.

Bailamos para disfrutar, socializar y pasar un buen rato, no para amargarnos la vida y la de los demás. Así que durante el baile, aunque sea mientras estés dentro de la pista como tal deja tus problemas y complejos afuera. Todos tenemos preocupaciones en mente pero mientras más atención les demos menos poder tendremos sobre ellas. Olvida todo mientras bailas.

8. Dejar a tu pareja en la pista de baile (baile social)

Esto es etiqueta de pista de baile y está muy mal visto en cualquier entorno en que se haga. Es literalmente como estar en medio de una conversación con otra persona y que mientras él o ella intervienen, te levantes y te marches.

Queda tan mal como entrar a la pista a sacarle conversación a alguien que está bailando con su compañero.

Lo ideal es que si quieres conversar con tu pareja, ambos dejen la pista de baile y vayan al lugar dispuesto para ello (mesa, barra, zona de sillas…).

Si el caso es que te sientes incómodo bailando con tu pareja o simplemente no es lo que esperabas, solo sonríe y espera un poco que la mayoría de los bailes duran unos pocos minutos, luego retírate educadamente o dirígete junto a esa persona hasta afuera de la pista y luego te retiras. En el caso de los caballeros, generalmente recogen a su chica de su asiento y lo adecuado sería acompañarle de regreso antes de retirarse.

Dejar un baile a medias o ser poco educado a la hora de abandonar la pista o rechazar una invitación para bailar es de muy mala educación, puede hacerle la noche a la otra persona en un mal sentido y reducirá notablemente tus posibilidades de bailar con alguien más al menos en el mismo baile.


9. Bailar a un nivel diferente al de tu compañero

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Algunos tenemos tiempo bailando y otros no tanto. Pero ¿qué pasa cuando tú estás impaciente por intentar esa vuelta avanzada y terminas bailando con un principiante? Repito: la mayoría de las canciones duran solo un par de minutos.

El buscar sorprender a alguien en la pista puede tornarse incómodo si no están al mismo nivel y si tú eres el que tiene ese nivel de adaptación entonces úsala para el bien.

Evita a toda costa ponerte en los pies de un profesor en la pista social. Criticar o dictar órdenes a tu compañero podría ponerlo en dificultades físicas y mentales que harán del baile un infierno para ambos.

Pasos más sencillos, giros más lentos y sobre todo paciencia y una sonrisa amable animarán a esa persona a querer seguir bailando y aprendiendo y tú no disfrutarás menos tu noche por ello. Toma en cuenta que tú también fuiste un principiante y en la pista social el objetivo es divertirse.

Recuerda que se trata de conectar con el otro, socializar y pasar un buen rato. Dale motivos a los demás para querer invitarte a bailar o buscar conocerte mejor. Ten en cuenta que una buena higiene personal tomará parte importante en este juego.
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Una pareja relajada, divertida, simpática, considerada, que sabe bailar y además huele bien. ¡Eso sí impresiona!

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3 Preguntas que debes de hacer cuando eliges tu escuela de baile

21/3/2018

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Las escuelas de bailes son el lugar ideal para dar tus primeros pasos (en la pista, claro). Pero por temor a no dar la talla, muchas veces lo dejamos para cuando sintamos que nuestro bailarín profesional interno florece frente al espejo.
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Pero hay algo que el internet, los cursos en línea, tutoriales, videos e incluso la autodidaxia no podrán sustituir nunca: la atención al detalle de un profesional cualificado y dado a la enseñanza.

No es lo mismo la paciencia que puedes tenerte a la que te tenga un buen profesor, ni los detalles que veas lo que verá él o ella, mucho menos la observación de detalles que ves en el espejo a la que ves en otros bailarines cuando bailas con ellos o los tienes en vivo.

Aprender a bailar por cuenta propia es algo que todos en algún punto hemos intentado y no está para nada mal hacerlo. Ya sea hip-hop, rock and roll, danza árabe o coreografía de un video, en algún punto de nuestra infancia o juventud hemos creado un escenario imaginario donde el público somos nosotros, la música está a todo dar e imitamos determinados pasos frente a un espejo hasta que salga la coreo completa.

Ahora, con los bailes de salón es un poco más complejo el asunto ya que la parte de la pareja es lo que caracteriza este tipo de baile. No podrás moverte hacia vueltas y figuras avanzadas con una imaginaria, ¿o sí?

Es importante que estés claro de todas las variantes de bailes de salón que existen y cuales crees que son tus capacidades físicas para aprender. A partir de aquí y de decidir dónde comenzar irás mejorando tus habilidades al punto de que abrirte a un nuevo estilo sea pan comido.

Hay en la actualidad muchos de estilos de bailes de salón y en cada región de cada país tiene un toque propio de la zona, aunque los de competición tienen sus parámetros y normas, cada profesor y academia le da su propia marca diferenciable del resto.

Por eso es primordial que conozcas las características clave de cada uno, qué hace a la salsa diferenciable del merengue, por ejemplo. Cuál es la diferencia entre swing y quick step, las características del vals. ​

Conocer la historia, teoría, música y diferencias de cada estilo es importante a nivel general no solo como cultura, sino que sabrás diferenciarlos fácilmente y discernir cuál te gusta y cual no, cual se adapta a tus capacidades actuales, necesidades y personalidad y cuales descartas a la primera teniendo conocimiento de porque va o no de la mano con lo que buscas.

Supongamos que llevas un rato considerando iniciarte en clases de baile, ya tienes un objetivo marcado, elegiste el estilo de baile y conoces los pasos básicos. Ahora, ¿cómo sigo?, ¿A dónde me dirijo? ¿Cómo sé por cual academia optar?

Con el pasar de las décadas y la evolución humana, la sobrepoblación y migración de personas de unos países a otros, es normal que en tu región consigas cientos de lugares donde se dicten clases de baile. Ahora si tu región es poco poblada puede que te suceda al revés.

En ambos casos, hay ciertos puntos clave que te llevarán a caer en el lugar correcto. Elegir una escuela de baile es tan importante como decidir dónde vivir.

Puedes que consideres esto una exageración pero, cuando inicias en una por simplemente dejarte llevar y vez que pasan los días y no te sientes a gusto, no era lo que tenías pensado, sientes que el profesor es poco profesional, entre otras cosas, decidirás dejarlo.

Cuando esto ocurra, pueden ocurrir dos cosas: uno, dejas de bailar por completo porque tu primera experiencia no llenó ni de cerca tus expectativas; o dos, acudirás a otra escuela donde si no haces las preguntas y averiguaciones adecuadas volverás a repetir el ciclo.

Una vez que hayas definido tus metas, debes buscar una escuela o estudio de baile que se adecue a ellas. Aquí te dejo tres preguntas que te ayudarán a decidir qué escuela de baile podría ser la que te caiga como anillo al dedo:

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    1.  ¿Participa la escuela regularmente en competiciones?Es lo primero que debes preguntar ya que de eso dependerá que la intensidad del entrenamiento y posiblemente sus horarios sean los apropiados para ti y te asegures de llegar a tu meta sin mucho tropiezo.

Recuerda que los bailes de salón se bailan de manera social y deportiva y si lo que buscas es llegar a las competencias internacionales necesitas un entrenamiento riguroso, más aplicado y específico para el baile en el cual competirás.

También es importante que siendo este el caso, la escuela sea la que te lleve a dichas competencias, que participes en su equipo y se muevan como manada en ese medio para llegar a las competencias locales, regionales y nacionales juntos.

Si tu caso es el contrario y deseas tener los bailes de salón como un hobby, una escuela de competencias podría parecerte molesta. Es decir, si quieres simplemente ir a drenar el estrés de tu vida cotidiana una vez por semana, los entrenamientos largos y extra podrían fastidiarte. Y de simplemente no asistir a ellos, el que tus compañeros avancen a zancadas mientras tú sigues en la base te haría desistir de tu plan de bailar.

Luego de esclarecer esta cuestión, toca preguntar por los maestros…

    2.  ¿Cuál es la calidad de la educación de baile?La educación artística en este medio no es diferente a la académica. Se requiere educadores altamente calificados, motivados y profesionales para enseñar  y sacar lo mejor de cada estudiante de acuerdo a su propio estilo, personalidad, capacidad física y desenvolvimiento.

Muchas escuelas se limitan en evaluar a sus educadores en base a la capacidad que tengan de crear una coreografía, estructura y pautas para cada clase y esto resulta en un estándar inconsistente de educación en todos los ámbitos.

Algunas escuelas incluso tienen excelentes profesores con altísimas cualidades educativas y gran experiencia en el medio que al demostrar su capacidad en la obtención de resultados son destinados a los estudiantes dedicados que desean llegar a las competencias. Mientras que los menos experimentados o aun en formación profesional, son destinados a los estudiantes cuyo objetivo es la obtención de un hobby o lo ven como algo extra.

Para algunos esto puede sonar incluso injusto,  y es que lo ideal es que con el objetivo de maximizar el potencial de los estudiantes, todos los profesores de la escuela deben guiarse por un sistema unificado creado por especialistas tanto en implementar los ejercicios y pasos como en desenvolverse con ellos en la pista a la hora de la verdad.

De igual modo, es importante que la escuela mantenga un registro actualizado y realizado con regularidad de los avances de cada estudiante y como poder empoderar sus habilidades para conducirlos hacia los objetivos deseados.

La escuela de danza que elijas debe tener profesionales con atención al detalle, tanto para la elaboración correcta de cada figura como para ver las habilidades o talentos ocultos de cada estudiante.

Un director académico, un director artístico y profesores con experiencia son buenos signos de una autentica casa de estudios de baile.

Y por último pero definitivamente NO menos importante….

     3.  ¿Cuál es la filosofía de la escuela?Puede sonar curiosa la pregunta, pero va de la mano con la primera directamente.

Si es ser la mejor formando bailarines, o enseñar a las personas como bailar haciendo énfasis en la técnica, o enseñar a las personas a disfrutar de los bailes de salón y bailar correctamente.
De este modo conocerás los objetivos educativos de la escuela o academia y si estos se adecuan o no a lo que estás buscando. Además, puedes informarte sobre sus métodos para medir rendimiento.

Estas son las presentaciones que hacen las escuelas para enseñar a padres, representantes, familiares y amigos todo lo que su estudiante ha aprendido a lo largo del año y como se desenvuelve actualmente en su estilo de baile.

Algunas escuelas obvian esto por petición del estudiantado, sobre todo cuando a estudiantes por hobby se refiere. Pero cuando hablamos de una academia que forma bailarines profesionales para competición, es indispensable que incluya esto en su calendario anual como mínimo.

Al tratarse de bailes de salón, existe también la posibilidad de encontrarse con una escuela que haga bailes o fiestas para evaluar a sus estudiantes. Se organiza una rueda de casino, se pone un vals suave y se observa detalladamente y de manera más espontanea el desenvolvimiento del alumnado y su realización técnica y fluida de los pasos.

Te recomiendo ante cualquier situación que hagas en primer lugar y antes de salir puerta por puerta por cada escuela de tu región, una lista con las direcciones de las escuelas que incluyen el estilo que quieres aprender.

¿Quedan cerca o lejos de casa? ¿Es conveniente llegar en bus, tren, auto? O mejor dicho: ¿qué tan lejos estoy dispuesto a ir por una escuela de baile?, incluye esto en tu lista más el presupuesto total de lo que estás dispuesto a invertir en esta actividad y revisa que las escuelas de la lista cuadren en tus parámetros.

También puede serte de utilidad pedir opiniones a bailarines locales, amigos o vecinos. Revisa los comentarios de las escuelas, sus páginas en redes sociales y ahí puede que incluso consigas sus horarios y capacidad para cada clase.

Recuerda que si deseas atención particular, una clase de 5 personas o privada sea perfecta para ti. Sino, una de 15 a más estudiantes te vendría más que bien.

Comunicarte con la escuela que haya pasado por todos estos filtros, aclarar otras dudas que vayan surgiendo y pedir una clase de prueba sería genial. Puedes concretar un día para ir a mirar cómo se desenvuelve la clase o participar en una.

De este modo, veras si el suelo del estudio te sienta bien, si te agrada el ambiente, el carácter de los profesores, de otros estudiantes y sentirás en carne propia cómo es la vibra del lugar.
Una vez que consigas el lugar para ti, no lo dejes ir. ¡Anótate en la siguiente clase y comienza con el entusiasmo en alto antes de que se enfríe!

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Aprender a Bailar, ¿ Porqué no?

13/3/2018

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Socializar, desahogarse, realizar ejercicios físicos, despejar la mente, mejorar la flexibilidad… son solo algunos de los objetivos que buscamos a la hora de anotarnos en una clase de baile de salón.

Sabemos que los estilos de bailes son muchos y los de salón como tal presentan a una pareja enfrentada y generalmente abrazada.

Hay muchos estilos y vertientes, unos más dinámicos que otros, unos más lentos otros más rápidos, otros acrobáticos y otros más simples. Todos derivan del primero en ser oficializado como baile de salón: el Vals. Pero existen algunos que requieren mayor resistencia, flexibilidad, agilidad o fuerza dependiendo del caso.

La cuestión es que todos en algún momento de nuestra vida por breve que sea hemos querido aprender a bailar o al menos lo hemos intentado en una fiesta o reunión.

Y así como la sociedad rechazó al principio la idea de una pareja que realizara contacto físico mutuo en una pista de baile, en cualquier disciplina o iniciativa que el ser humano tenga recibirá algún pero antes de iniciar, sea de sí mismo o de un ente externo.

Si has querido bailar y has escuchado cosas como: “estas muy viejo”, o “no tienes coordinación” o “lo que hace falta”, o simplemente “esto no es lo tuyo”, ¡no te desanimes! A Einstein lo tomaron por loco y mira donde estamos gracias a él.
Vamos a desmentir algunas cosillas y clarificar algunos puntos. Pero coloca esto primero como nota mental: “Si crees que puedes, estás en lo correcto. Si no crees poder, también estás en lo cierto”.

Sea en una fiesta, disco o hasta en la calle, de seguro has experimentado esa sensación de escuchar una música, dejarte llevar por el momento y el ritmo e inconscientemente comenzar a mover los pies.

Aunque algunos amargados lo niegan, se han visto en la posición de ser el que pretende ser aguafiestas pero empieza a marcar el ritmo con la cadera, los hombros o los pies.

Ahora bien, si haces caso a ese sentimiento, si has visto videos de YouTube con bailarines de swing o pasado por las calles de España o Argentina y apreciado el pasodoble y el tango callejero y has pensado: “yo quiero hacer eso”, entonces el primer paso es: “comenzar a bailar”.
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Indiferentemente del lugar en que te encuentres, sea en Europa o Sur América, los bailes de salón son muy populares. En cualquier rincón puedes toparte con una sala de baile, club nocturno o rueda de baile tradicional para que tengas la vivencia de primera mano, pero si el pánico de ser un novato te invade siempre puedes acudir al internet donde encontrarás tutoriales, infoguías, clases y videos para comenzar a dar tus primeros pasos.

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Antes de continuar, imagina este cuadro: sales con unos amigos a por unas copas, el lugar parece irse animando a medida que llega la media noche y tus compañeros salen a la pista de baile, es ahí cuando la vez. Una persona que te llama la atención físicamente, te acercas, charlas un rato, pero a la hora de que comiencen las indirectas para ir a la pista dices: “lo siento, yo no sé bailar”.

O sales con tu pareja a pasar un rato diferente, y él/ella se anima y te pide una pieza pero pasa lo mismo: “yo no sé bailar”. O sales con el corazón en la mano, se dirigen a la pista y te dedicas, hasta que la paciencia dé, a pisarle los pies y tropezar con otras personas.

Queda de ti imaginar el desenlace de estas historias, y ahora te pregunto: ¿deseas aprender a bailar? O mejor dicho, ¿aprenderás este año a bailar bailes de salón o lo seguirás dejando en pendiente para el año que viene?

Lamento si en párrafos anteriores te llené un poco de pánico, pero eso es lo que pasa cuando te agarran desapercibido. La idea de esto es que quede claro que bailar es más fácil, divertido y más útil de lo que imaginas.

Mejorar tu condición física, incrementar resistencia y flexibilidad, dejar de lado el sedentarismo, fortalecer el sistema cardiovascular, relajarse, drenar estrés, superar la ansiedad y depresión, mejorar nuestro estado anímico, equilibrio y coordinación, socializar, desinhibirte, ponerte creativo, mejorar la memoria y mejorar la estima propia son solo algunos de los beneficios que trae consigo esta maravillosa disciplina.

Nos ayuda a olvidar los problemas y también a mantenerlos a parte. Te hace entender que los inconvenientes de la casa tienen su lugar, igual los del trabajo, parejas y amigos. Y no es en la pista de baile ni en lugares cruzados.

Los bailes de salón nos mantienen enfocados y presentes en lo que estamos ayudando a que todo fluya.

Puede parecer que van destinados a personas jóvenes y atléticas, sobre todo si ves videos de profesionales y competencias y en tu primer día y tratas de imitarles, pero vamos que  las cosas no son así.

Los bailes de salón son fáciles de aprender, pero como todo en la vida, conllevan una pizca de esfuerzo.

Cada estilo tiene su nivel de dificultad propio y cada persona habilidades diferentes. Por ejemplo, en lo personal la Salsa y el Merengue se me dan fácilmente, en cambio los pasos de la Bachata no son lo mío.

Igual toma en cuenta que la práctica forja al maestro. Y si quieres ser un competidor, pues requerirás mayor dedicación, tiempo y esfuerzo para ello, puede que no suceda de la noche a la mañana pero de que puedes, puedes.
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Del mismo modo si quieres dominarlos todos de manera social. Esta es la meta de muchos para adquirir mayor versatilidad en la pista, pero es más fácil ir de uno en uno que aprenderlos todos a la vez.

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Te recomiendo que para comenzar busques el camino más sencillo. Si nunca antes en la vida has puesto un pie en una pista de baile, comenzar por el Vals sería un buen plan.

Pero si alguno en específico ha captado tu atención por completo, entonces empápate de ello, ve videos, escucha su música, infórmate y nútrete al respecto, como algunos maestros dicen: “respira baile”, y antes de que lo notes estarás desenvolviéndote como todo un profesional.

Clases privadas y personalizadas serían lo mejor. Así, tendrás a un profesional a tu disposición que pueda observar detalladamente tu movimiento corporal y ayudarte a corregir cada paso, cada gesto y cada vuelta, evitando lesiones y guiándote a lo largo del camino.

Seas joven, viejo o chico tienes chances de disfrutar de esta fabulosa actividad. Si buscas iniciar a tu hijo o hija pequeño en este arte, ¡es genial! Ya que desde pequeños trabajarán flexibilidad, coordinación, atención y socialización.
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Si eres adulto joven será perfecto para olvidar un poco el estrés del día a día, mejorar tu condición física, ponerte en forma y codearte de nuevas personas más positivas, ¡cambiará tu forma de ver la vida!

Y perteneces a la tercera edad, seguro de has topado con “consejos” de familiares diciéndote que ya estás muy mayor para eso. Lo ideal es que comiences con calma y como bailarines de otras edades simplemente le hagas caso a tu cuerpo.

No importa la edad que tengas, mantenerte hidratado, usar el calzado adecuado, llevar ropa cómoda, saber hasta dónde puede llegar tu cuerpo, parar si sientes que lo necesitas y bailar bajo supervisión ¡es indispensable!

Esto de arriba va también para personas con capacidades físicas o psicológicas diferentes.

En miles de oportunidades a lo largo de su día a día estas personas son aisladas por “no poder hacer las cosas”, hasta que en determinado punto llegan a creerlo.
Pues el baile representa inclusión para ellos.

Las personas con problemas auditivos sienten las vibraciones más que los demás, se conectan con la música por las ondas que produce y desarrollan mayor coordinación y equilibrio que el resto.

Las personas con baja capacidad visual presentan una capacidad increíble de estabilidad, seguridad y desarrollo de la memoria del mismo modo, ¡incluso muchos dejan de lado el bastón cuando bailan!

Las personas con motricidad reducida desarrollan fuerza, flexibilidad y confianza al aprender a bailar en silla de ruedas.

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Y a las personas con patologías psicológicas las mantiene atentas y concentradas, las relaja y les permite de un modo sencillo y divertido relacionarse con el entorno sin presiones ni prejuicios.

En el baile no hay barreras, todas las barreras que conocemos están en nuestra mente junto a nuestras creencias.

Si quieres bailar, ¡hazlo!. No hay ningún impedimento real en ello, y si te hará feliz y te alegrará el día, merece la pena intentarlo ¿no crees?

Algo que a muchos les inquieta a la hora de comenzar es la pareja, tener a un desconocido entre tus brazos (o estar en los brazos y una persona nueva), el contacto físico y visual en general, pueden ser motivo de incomodidad antes de siquiera llegar a clase.

Por si te lo preguntas de nuevo: Sí, los bailes de salón ameritan una pareja. De hecho, esta es su principal característica: son en esencia bailes en pareja. Sea un estilo tradicional o alguna variante de ellos, tarde o temprano tendrás que enfrentarte a ello.

Pero no te inquietes! Si nunca has tenido la experiencia, comenzar con algún amigo o amiga, hermano o familiar puede serte de ayuda.

Pre-alistarte para la clase también es buena idea. Recuerda: el espejo es tu fiel compañero. Te da confianza y te otorga la oportunidad de ver qué es lo que estás haciendo.

En las clases es probable que bailes con todos los demás asistentes de la misma, solo ten claro que la autoconfianza es la clave de todo en la vida y que esas personas pasarán a ser algo más para ti. Un grupo de baile termina convirtiéndose en una segunda familia, date el chance de conocerlo.

Bailar es mágico, pero es algo que solo sabrás una vez hallas comenzado. Otórgate la oportunidad de conocer a tu cuerpo, de cuidarlo, de ver de qué es capaz y de divertirte como nunca. Una vez que bailes, no querrás faltar a una clase.
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Y tan pronto como empieces a dominar los pasos y a ver el cambio en tu cuerpo, dejarás de resistirte a un buen ritmo que escuchas en plena calle a medio día.
Diviértete, relájate, respira y ¡baila!

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Vals

4/3/2018

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Bailar, danzar, ejercitarse y divertirse, actividades propias de fiestas, reuniones y grandes eventos. Momentos en los cuales el ser humano busca socializar, salir de la silla, conocer gente nueva y en ocasiones buscar pareja.

Los bailes de salón son el centro de ello. Indiferentemente si posees un exquisito manejo verbal pero no una buena coordinación a la hora de bailar, socializar en una fiesta puede serte complicado.

Bailar con una pareja nueva o conocida es toda una experiencia que estos estilos de baile nos  han propiciado. Desde los más movidos como el Swing y el Quick, hasta los bailes latinos como el Merengue y la Salsa, el hombre disfruta de esta actividad a modo recreacional y competitivo desde hace ya unos cuatro siglos.

Todo comenzó con uno de origen europeo, el que se encargó de romper el patrón de los bailes de la época, el que permitió el contacto físico entre la pareja de bailarines y con ello, por superficial que parezca: amplió la mentalidad de las personas de las próximas generaciones, ayudando consecuentemente en gran medida a la evolución social del hombre.

Este baile de salón aún se baila en nuestros días, lo vemos en bodas y festejos como parte protocolar importante tanto en América Latina como en Europa. Directo de Alemania y Austria, nos llega el Vals.

Así es, este grácil, sutil y elegante baile proviene de los antepasados de personas que casi todo el mundo erróneamente tilda de tosco. De hecho, su nombre se origina de “walzen”, término alemán de girar.

Sus orígenes datan desde finales del siglo XII e inicios del siglo XIII, y según algunos historiadores, proviene de antiguas danzas germanas medievales conocidas como “Nachtnaz” y una danza francesa llamada “carmaglone”.

Otra teoría, data sus inicios procedentes de los “landler”, danzas montañesas y rusticas del sur de Alemania y Austria que se desarrollaban en un compás lento de tres tiempos por parejas que giraban continuamente.

Su origen podría bien ser otro, existen muchas teorías al respecto y se conocen miles de estilos para las mismas fechas. Un vals vienés, uno inglés y uno francés, conocidos todos en el mismo siglo en diferentes partes de Europa.

Lo cierto es que, el Vals hoy es conocido por haber sido el primer baile en pareja aceptado por la alta sociedad, siendo reconocido como baile de salón a mediados del siglo XVIII y pasando de generación en generación hasta convertirse en una tradición a nivel mundial con una procedencia un tanto incierta.

Sabemos que, luego de ser rechazada durante siglos por la alta sociedad por representar un cambio drástico en el trato entre hombres y mujeres, comenzó a ser bailado en los grandes salones por caballeros y doncellas de la época.

Pero no fue sino hasta concluida la Segunda Guerra Mundial que comenzó a brillar en los más importantes bailes y fiestas.
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Curioso fue para algunos ver a los nobles bailando de este modo, hombre y mujer frente a frente y agarrados.

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Este, suele ser el primer baile enseñado en academias. Debido a la simplicidad de sus pasos básicos es el más recomendado para bailarines debutantes. Una vez mejorada la coordinación y el oído de los bailarines con este tipo de ritmo, es más sencillo llevar a cabo algún baile más complejo, con mayor dificultad en las figuras y giros e incluso mayor velocidad en su música.

El reto de este baile recae en la realización de las figuras en el tiempo correcto y evitar a toda costa la monotonía sin perder la elegancia.

Combinar paradas, giros y figuras con pasos lentos y rápidos son la mejor manera para asegurar el dinamismo en la pista en lo que a Vals respecta.

El Vals es el baile de salón estándar más sencillo de aprender, y desborda elegancia en su ejecución. Asegurando postura, pasos largos, movimientos de rodilla y una suave oscilación con el cuerpo, obtendremos el resultado deseado.

Este baile se lleva a cabo en un círculo imaginario. Algunas escuelas lo enseñan en forma de “caja” o cuadro, pero al forzar el movimiento corporal en cuatro esquinas, perderíamos el swing y suavidad originales del Vals y que tanto lo caracterizan.

Se trata de levantarse y caer con gracia, dar pasos largos, deslizar suavemente los pies por el suelo, mover suavemente los hombres de manera paralela al suelo y dejarse llevar por la música.

Su melodía, originalmente lenta que nacía de orquestas y pianistas es hoy interpretada por casi cualquier instrumento que varían según la cultura, estilo y clase social del grupo humano que lo desempeña.

Su danza en compás de 3/4 y su carácter variable suelen ser fácilmente diferenciable de otros estilos de bailes de salón. En primer lugar tenemos los latidos que indiferentemente del país de origen de la canción presenta un latido fuerte seguido de dos un poco más sutiles, siendo el primero el indicados para que los bailarines inicien su danza.

Hummel fue el primer compositor datado de este género musical. Beethoven, con sus variaciones Diabelli creó melodías sencillas en el tiempo de este estilo. Schubert fue el primer compositor que utilizó el apelativo de “Vals” para una música específica. Pero fue Weber quien le dio forma a esta idea.

Fue él quien con su rondó para piano “Aufforderung zum Tanze” quien marcó los inicios de cómo es la estructura del Vals hoy día.

Un comienzo lento, un preámbulo suave. Una entrada breve en tiempo de Vals. Un cuerpo con diferentes partes todas distintas entre sí con tonalidades independientes, cada una contando el micro de una gran historia. Y terminando con una coda final, un resumen o referencia a toda la melodía escuchada. Un desenlace de la historia general contada en la obra.
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Esta forma fue perfeccionada a principios del Siglo XIX por Lanner y Johann Strauss I, alcanzando su figura de danza, composición musical e ideales sociales de la época de la mano de sus descendientes: Johann y Josef.

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Podemos apreciar también la presencia de este género en operas menores de compositores como Lehár, Offenbach y Suppé. Y a mediados de siglo, el Vals obtuvo su propio espacio en el ballet y se esparció de los salones de baile a los grandes escenarios.

El “Vals del minuto” de Chopin y el “Vals de las olas” de Tchaikovsky fueron algunos de los primeros que destacaron para volverse clásicos del género. “Sobre las olas” de Cadena y “El vals de las mariposas” lo popularizaron y “Tiempo de vals” de Chayanne lo llevó a las pistas de América Latina.

Luego de su difusión a lo largo y ancho del planeta, fueron derivando nuevos estilos provenientes de diferentes países que le agregaron su toque personal a esta elegante danza.

Por un lado, tenemos el Vals Vienés. Conocida como la danza rápida es la variante más parecida a la danza original seguida por la inglés y lenta. El Vals Vienés es el aplicado en competiciones y comprende entre 110 y 180 intervalos por minuto. Es evaluado en dos formas:
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El internacional, manteniendo la elegancia, busca la perfección en la técnica de los bailarines que se mantienen enlazados a lo largo de la presentación. Y el americano, donde las parejas realizan figuras abiertas, creativas y dinámicas.
El Vals Criollo, acompañado con frecuencia de letras e instrumentación alusivas al tango argentino pero con un ritmo lento y armónico. Llega a Uruguay y Argentina con la ola de inmigrantes europeos que arribaron al litoral argentino luego de hacerse conocido el Vals Vienés en sus países de procedencia.

El Vals Venezolano, a su vez deriva en vals de salón o vals popular. El piano es ejecutado mayormente con piano, y el segundo era también conocido como vals de tradición oral y se desempeña con instrumentos típicos de cada región venezolana.
En la región de los Andes con violines y bandolas como solistas o acompañados de guitarras, triples y cuatros. Y en Centro-occidente con violines, mandolina, cuatro y guitarra. Siendo las regiones que arraigaron y popularizaron este género en el país.

El Vals Mexicano por su parte fue modificado para ser escuchado y bailado, disminuyendo la velocidad y el vértigo de la danza paso a ser un género importante de la música clásica y popular en todo el país siendo interpretada con instrumentos clave de la cultura mexicana como la marimba y agrupaciones de mariachis.
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El Vals Musette o Vals Francés, llamado así por el instrumento con que se desempeñaba mayormente, una especie de oboe sin llaves. Tiempo después de difundido este estilo, de él derivo el Musette como un estilo musical predominante en París y considerado como una danza urbana de la zona actual.

El Vals Chilote, proviene de Chile y conserva casi todas las características del Vals tradicional. Su aporte nacional en el género demarca principalmente en un mayor pronunciamiento de los saltos y una manera más intensa de mantener abrazada a la pareja.

Y por último, el Vals Peruano. Este se desarrolló del lado de la costa y de manera especial en la ciudad capital. Su momento de oro fue entre los años 40 y 50, siendo presente en la mayor parte de la producción musical del país. Se identifica por lo rápidos y acortados de sus pasos y por mantener la elegancia del tradicional añadiéndole un toque de sensualidad poco común en este género.

Este baile representa la base de todos los bailes de salón de hoy conocemos. Y a pesar de haber sido tan castigado y oculto por más de 10 siglos es el responsable de la danza como hoy la conocemos, y ni hablar de nuestra manera de socializar.
Es el más pausado de los bailes de pareja, por ende, el más fácil de aprender a la hora de entrenar tu oído musical y coordinación motriz.

Ya sea que seas hombre o mujer, el que guía o se deja guiar, siempre es recomendable probar ambos papeles y conocer los pasos básicos desde los dos puntos de vista antes de comenzar a bailar con una pareja.

Puedes ayudarte con videos, tutoriales, fotos o escritos, pero nada mejor que una buena clase para llevar tu mente a un enorme salón de baile del siglo XVI. En particular bailar Vals Lento te relaja, solo deslizarte con pequeños ángulos con la música adecuada te hará sentir dentro de una película.

Recuerda que la mejor manera de aprender es bailando, así que pon algo de volumen, espera el primer latido y baila!.

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El Chachachá

18/2/2018

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Los bailes de salón comenzaron a desarrollarse desde mediados del siglo XVI, siendo socialmente desaprobados por mostrar a una pareja bailando mientras mantenían contacto físico y/o visual.
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A medida que el tiempo fue pasando y la sociedad evolucionando, diferentes estilos de bailes de salón surgieron de diferentes partes del mundo.

Tanto Latinoamérica como Europa tuvieron sus estilos base, que luego derivaron y se pulieron para llegar a ser los bailes de salón que hoy conocemos.

La Salsa, el Merengue y la Bachata son solo algunos de los bailes de latinos popularizados actualmente alrededor del globo. Los vemos en discos, bares, clubes y escuelas especializadas para su difusión. Todos estos derivan de la música afrocubana de mediados del siglo pasado, y como ellos su hermano: el Chachachá.

Reconocido como baile de salón a nivel social y deportivo, es fácil de reconocer por su paso básico, o más bien el sonido que este origina. Un sonido seco que dio paso a su nombre en sus cuatro tiempos.
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Fue en la década de los 50 que el violinista, compositor y director de orquesta Enrique Jorrín creó este ritmo cubano.

Procede de la evolución y algunos experimentos en torno al danzón, cuando Jorrín, al presentar “la engañadora” dio paso a una melodía nueva y contagiosa cuya variación consistía en un trio de cantantes entonando al unísono el tema de la composición, rompiendo de este modo con la costumbre de un danzón desempeñado solo a base de instrumentos.

Esto fue lo que caracterizó y marcó el nacimiento de este género. Esto fue lo que dio paso a un ritmo contagioso y abrió una nueva puerta, un nuevo estilo a los bailarines para que con una velocidad intermedia tuvieran oportunidad de improvisar y crear nuevas y originales figuras.

El nombre original del nuevo género era Neodanzón. Nombre otorgado por su creador para dejar en claro el cambió histórico que había propiciado en la industria musical.

Tras comenzar su difusión y comenzar las exhibiciones de los bailadores, se hiso notorio lo poco comercial de su nombre.

Fue poco después que se descubrió el sonido que producían los pies de los bailarines al rozar el suelo que, por mera onomatopeya, por esos tres pasos seguidos antes de la pausa y el sonido que creaban, que nació el nombre con que conocemos hoy esta danza: Chachachá.

No fue sino hasta verse finalizada la Segunda Guerra Mundial que comenzó su difusión. A nivel social fue desplazando al Mambo al tiempo que se abría paso por Estados Unidos y América Latina.

Posteriormente, fue llevado a Inglaterra de la mano del maestro de los bailes de salón Pierre Margolier, quien en años anteriores a la guerra había viajado a Cuba para diversas investigaciones en su área, siendo el que incluiría en las academias europeas la mayor parte de los estilos de baile que hoy conocemos.

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Como todo en la vida, el Chachachá ha visto cambios y mejores, adaptaciones a través del tiempo y transformación en sus giros y figuras. Pero a pesar de sus pulidas, es uno de los bailes de competencia que conserva en mayor medida parentesco con su forma tradicional.
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Al igual que el Mambo, se baila en parejas a un ritmo de 4x4, diferenciándose de este por la ejecución de cinco pasos en cuatro tiempos.

Su paso básico inicia en el segundo tiempo y consiste en dar cinco pasos en una secuencia de dos pasos lentos y tres rápidos, es decir, dos-tres chachachá o uno-dos chachachá.

En esta danza los bailadores no suelen desplazarse demasiado por la pista. Se trata de pasos cortos arrastrados por el suelo y sin separar demasiado los pies del mismo. En cada paso, la parte frontal del pie entra en contacto con el suelo y el resto del pie lo hace solo al efectuarse el cambio de peso.

El movimiento de las caderas en este baile se da de manera natural, a partir de la flexión y extensión de las rodillas y el cambio de peso de un lado a otro.

Se trata de jugar con la picardía, de una danza enérgica con actitud relajada. De ser coquetos y vivaces al ritmo de la canción y de dejarse llevar de la mano de su pareja, de disfrutar cada chá en la canción.

Tiene figuras abiertas y cerradas; y comienza, como otros estilos con la pareja de frente: él sostiene la mano derecha de su pareja con la mano izquierda y con su mano derecha realiza un sutil abrazo alrededor de la cintura de ella. La mujer coloca su mano libre sobre el hombro de su compañero y él procede a comenzar la guía de este baile.

En esta posición pueden comenzar los desplazamientos, giros, figuras y pasos laterales con gran libertad. E indiferentemente del nivel de práctica que tenga la persona, este es uno de los bailes de salón más sencillos de aprender, además de ser uno de los más divertidos.

Es así como los bailarines danzan al son de la música. Con instrumentos de percusión, el bajo y piano marcan el ritmo. Con una sección de cuerdas y una flauta se crea una melodía perfecta para esta danza.

Las bandas de charanga eran las que solían amenizar el acompañamiento musical del Chachachá en sus inicios, dedicándose a reflejar una sociedad histórica casi olvidada entre la nobleza y el danzón cubano.

De este modo, la música plasmaba un ritmo perfecto con una historia que marcó una revolución, no solo musical sino socio-culturalmente a mediados del siglo pasado. Así, en estos bailes de salón que en la actualidad conservamos, vemos como se unieron razas, estilos y gustos para abrirle de paso a una evolución enmarcada en buena música y diversión.

Miles de bailadores han practicado esta danza a lo largo de su historia y alrededor del planeta. De diferentes continentes, países, regiones y por supuesto diferentes gustos. A lo largo del tiempo cada uno de ellos ha dejado su marca, y también dependiendo del contexto, se han creado diferentes variables de este estilo de baile.

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Tenemos por un lado el estilo social, que suele ser el primero en aprenderse ya que conlleva más que todo, los pasos básicos y es el menos complejo del grupo.

Por otro lado, tenemos el Chacha en línea o salsero, conocido también como estilo americano o moderno. En este se observa movimientos corporales y de cadera caribeños. Es bailado en línea y sus figuras son las mismas que en la salsa con el toque extra del chasse.

Este estilo es especialmente fácil para personas conocedoras de la salsa, haciéndolo aún más fácil y divertido. Su nombre deriva a que es el comúnmente observado en urbes latinas de los Estados Unidos, zonas en las que la salsa tuvo sus inicios.

El estilo de internacional por su parte, es el utilizado en competiciones. Lleva consigo figuras más complejas, y técnica y estilo de excelente ejecución. Por ello es considerado uno de los más difíciles de aprender, llevando horas extras de practica para su adecuado dominio.

El estilo tradicional o cubano, se denota por mayor libertad en los pasos, mucho desplazamiento y figuras abiertas. Ocasionalmente es confundido con el estilo social, que a diferencia de este, fue mayormente desarrollado en Europa central.

El estilo casino, es simplemente el chachá bailado en rueda como la salsa con pases y cambios, vueltas y figuras abiertas.

Y por último, encontramos el estilo internacional socializado. Apodado así debido a la ejecución de figuras y pasos del estilo internacional, pero sin el cuidado de la técnica y estilo del mismo llevado a competencias.

Aprender a bailar este estilo es sumamente sencillo, los pasos básicos y movimientos iniciales son considerados aptos para cualquier nivel de baile que se maneje por algo.

Comencemos con un paso previo colocando los pies juntos, eleva el talón del pie izquierdo de manera que el peso recaiga sobre la parte frontal del mismo y coloca la mayor parte de tu peso corporal sobre el pie derecho.

Da un paso hacia la izquierda manteniendo el pie base (derecho) en el mismo punto, procurando abrir las piernas un poco más allá de la anchura de tus hombros y con este movimiento, deja que la cadera cambie de peso justo hacia el mismo lado.

Desliza el pie derecho buscando juntarlo con el izquierdo y luego da un paso hacia atrás con el mismo pie y con este movimiento, eleva ligeramente el talón izquierdo.

Ahora, desplaza tu peso desde el pie derecho al izquierdo y lleva el pie derecho hacia adelante para juntarlos nuevamente, volviendo así a la posición inicial.

Luego de aprender el movimiento previo, vamos con el paso básico.

Este consiste en elevar el talón derecho sin separar la parte frontal del pie del suelo. Desciende el talón derecho al tiempo que elevamos el izquierdo y cambiamos nuevamente: talón izquierdo al suelo, talón derecho arriba simultáneamente y una vez más hasta volver a la posición inicial invertida.

Este es el paso que al ser ejecutado en las pistas de baile produce el sonido clásico de chachachá, abarcando dos tiempos de la canción.

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Terminada esta serie, damos un paso corto hacia delante con el pie izquierdo, dejando levantado el talón derecho y trasladando el peso hacia el frente del pie.
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Da un paso hacia atrás con el pie derecho hacia atrás de manera tal que el talón vuelva a entrar en contacto con el suelo y simultáneamente, lleva el pie izquierdo hacia atrás para juntarlo con el derecho.

Ahora, es tiempo de repetir el triple, esta vez comenzando con el pie izquierdo y concluyendo otros cuatro tiempos.

Veamos ahora el paso lateral.

Este comienza con un paso de preparación, y luego de la primera serie de cuatro tiempos, en lugar de volver a la posición inicial, lleva el pie derecho hacia el izquierdo y luego hacia el lado dejando una separación entre ellos poco mayor al ancho de tus hombros.

Traslada el peso de tu cuerpo hacia el pie derecho y desliza el izquierdo para juntarlos nuevamente, elevando el talón del pie derecho al momento de juntarse con el izquierdo.

Ahora cambia de peso nuevamente hacia la izquierda y da un paso hacia la derecha balanceando tu peso de nuevo.

Teniendo el pie derecho aun elevado, da un paso corto en diagonal hacia adelante con el pie izquierdo y traslada tu peso hacia él. Y por último, da un paso hacia el pie derecho para volver a la posición inicial.

Repitiendo este paso hacia la izquierda ya habrás completado un ciclo de ocho tiempos y tendrás como defenderte en la pista de baile.

De este modo, practicando repetidas veces y observando tu cuerpo frente al espejo, puedes sentirte más seguro a la hora de comenzar tu primera clase de chachachá.

Recuerda que en este baile, los hombres comienzan con el pie izquierdo ligeramente elevado, y las mujeres por el contrario con el derecho.

Es recomendable para las chicas además, practicar desde el inicio en tacones. Ya sea para desempeñarlo de forma social o competitiva es costumbre que la mujer baile con una altura un poco mayor a la usual, así que es mejor irse adaptando desde el principio.

Este, como todos los bailes de salón son sumamente divertidos y una excelente actividad cardiovascular que sin duda mejorará tu figura física y tu estado de ánimo.
Pero para dominarlo, es importante practicar. Ya sea frente al espejo, en casa o en una academia o con tu pareja o alguna amiga, es importante que seas constante y no pares de bailar.


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Origen del estilo internacional de baile deportivo

15/2/2018

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Bailar y soltar el cuerpo. Relajarse y hacer actividad física. Pasar un buen rato mientras contribuimos a nuestra salud, son solo algunas de las cosas que pasan mientras bailamos.

El baile se trata de dinamismo y movimiento, de conectarse con un ritmo y una melodía y dejar que nuestro cuerpo se exprese respecto a él, dejar que nuestro cuerpo físico respire.

Si alguien tratara de ir por cada pueblo de cada país intentando clasificar los tipos por clases perfectamente diferentes e identificables una de otra, podría tomarle una eternidad y aun así no tenerlos todos.

En cada continente tenemos algo que nos diferencie de los otros, y lo mismo pasa con los idiomas, dialectos, comidas y por supuesto: bailes.

Desde sus inicios, el ser humano ha utilizado la danza como medio de expresión. Pero a medida que el hombre fue evolucionando, también lo fue haciendo su capacidad de comprensión, de adaptación y comunicación.

Como esto contaba como medio de comunicación entre nuestros ancestros, no es sorpresa que se halla estilizado con el pasar de los siglos.

Fue en el siglo XVI, en enormes salones donde se presentaban los reyes, la nobleza y jóvenes doncellas que comenzamos a registrarlo, cuando nuestros antepasados comenzaron a formalizar este arte de sociabilizar por medio de la expresión corporal y la música y a perfeccionarlo para convertirlo en el arte que hoy conocemos como bailes de salón.

Para la época el primero en tratar de incluirse fue el vals, que a pesar de ser poco aceptado en un comienzo, posteriormente fue apreciado como arte, llevado a los salones y pulido por los expertos para popularizarlo por el mundo. Para pasar de un intento de inclusión a una tradición que ha pasado por toda Europa y a lo largo del planeta.

Fue a mediados del siglo XX que comenzó a gestarse el baile de salón como lo conocemos en la actualidad.

Las secuencias de danzas donde las parejas se movían de manera independiente entraron a los grandes bailes siguiendo los pasos del vals en los salones importantes y el surgimiento de montones de estilos de música popular como el jazz dieron paso a una ola de nuevos bailes nuevos inventados, de los cuales solo los más comerciales o que contaran con una mayor audiencia para su difusión sobreviviría para quedarse hasta nuestros días.
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Fue este filtro lo que le puso en alto a los miles de bailes nacidos entre 1910 y 1930, para que solo los más fáciles de enseñar y aprender perduraran, para difundirlos en Estados Unidos y Europa y comenzar una revolución artística inconsciente.

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Cada baile popular pasó por un proceso de análisis, codificación, publicación y enseñanza de prueba “estándar” por bailarines profesionales para poder elegir cuales prosperarían. Cada uno con pasos básicos que generaran confianza entre sus practicantes para ser desempeñados incluso con nuevas parejas.

Todo un cambio social ocurrió entre Estados Unidos, Latinoamérica y Europa durante el tiempo de la guerra mundial dando un vuelco a las costumbres sociales que para la época se habían forjado.

Pasada la fiebre del baile y ya conocida y popularizada esta actividad como medio social, surge lo que conocemos como baile deportivo o de competencia.

Es parte del ser humano el competir por ser el mejor en algo, por demostrar técnica y destreza. Ya sea a la hora de cazar, cocinar, cortejar o bailar. Con el tiempo, algunos bailarines debutantes como otros con más experiencia en su afán de perfeccionar el arte de la danza, crearon los estilos de competencia.

Pero fue desde los inicios del siglo XIX, debido a la rápida difusión de estilos alternativos que comenzó a formarse la idea de consagrar los bailes de salón como actividades deportivas, y por supuesto, para mantener una uniformidad en el asunto: para regularla.

Esto comenzó a mediados de 1920 debido a la gran cantidad de naciones europeas pioneras de nuevos estilos, definiendo normas y conceptos para una regulación más universal. Fue a finales de la década cuando maestros británicos definieron los estándares para un “estilo inglés” que pronto sería adoptado en todos lados.

En 1935 fue fundada la Federación Internacional de Danza Amateur (FIDA) en Praga por nueve países Europeos, dando inicio al primer campeonato mundial de danza un año después. Esta asociación existió por veinte años, periodo marcado por la Segunda Guerra Mundial y en el que surgieron las nuevas tendencias que más adelante serían aceptadas por organismos del mismo tipo.

Cuando FIDA suspendió sus actividades, Alemania propuso inmediatamente crear una nueva asociación. En esta ocasión, solo ocho naciones europeas respondieron el llamado creando el Consejo Internacional de Bailarines Amateur (ICAD) en mayo del 57.

Al año siguiente de su creación, cuatro nuevas naciones mostraron votos a favor mostrando un creciente interés en la comunidad europea. Sin embargo, los intentos de reconciliación entre la danza amateur y profesional se veía distante.

No fue sino hasta 1965 que se firmó el Acuerdo Bremen, estableciendo que el ICAD sería ahora quien concedería y controlaría las competencias amateur internacionales y el Consejo Internacional de Bailes de Salón (ICBD) tendría las mismas responsabilidades con las competencias profesionales.

Fue a finales de siglo cuando luego de  ser reconocido por el Comité Olímpico Internacional como DanceSport e integrado en la Asociación Internacional de Juegos Mundiales que su nombre fue finalmente cambiado a Federación Internacional de Baile Deportivo (WDSF).

En la actualidad son estos los organismos encargados de regular ambas actividades a nivel competitivo. Y fueron las que ellas junto a sus profesionales capacitados llegaron al consenso sobre las normas internacionales a evaluar.
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Hoy conocemos esta disciplina con diferentes nombres, pero ya sea que se refieran a Baile Deportivo, Baile de Salón de Competición, Baile de Competición o DanceSport, sabemos que nos referimos a la aplicación deportiva de la danza como tal, donde se busca cumplir con una serie de requisitos, directrices y normas previamente establecidas y se pondrán a prueba las figuras, técnica y actitud de los bailarines.

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Estas normativas se crearon para mantener un estándar o línea concreta a seguir, creando una variante internacional para cada estilo de baile, respetando en medida de lo posible las tradiciones y características particulares de cada uno pero formando una guía para bailarines de todo el mundo.

Dando paso al conocido estilo internacional de cada estilo se vio nacer a una nueva forma de baile, una forma evolucionada de bailar. Y con esto, se creó un idioma que bailarines de todo el mundo entienden, que ya solo falta añadir estilo personal y técnica pero haciendo de cada paso algo entendible sin variables en cada frontera.

Esto generó cierto alivio para los bailarines internacionales ya que con el paso del tiempo la modalidad deportiva se fue esparciendo por todo el mundo por los verdaderos atletas amantes de las danzas siendo hoy ya 70 países los que la practican, pero siendo los mismos pasos y figuras con el toque personal de aquellos que lo presenten, respetando siempre cada una de las directrices.

Los estilos que se evalúan en estas competencias son – que se clasifican en --- grupos:

Primero tenemos los bailes standard que incluyen el Vals Inglés, que comparte su estructura con el Vienés pero difiere de él por llevar un ritmo menor; el Tango, procedente de argentina; el Vals Vienés, con un primer tiempo más fuertes que los otros dos; el Quickstep, el más frívolo de los bailes de salón y el Slow Foxtrot, el más técnico de este grupo y variante del Foxtrot.

Este grupo se expresa elegancia pura y muestra características de las épocas, países y niveles sociales de donde procede cada baile.

Sus vestuarios te llevan de vuelta a la época y la alta sociedad, ellos de trajes Frac impecables y ellas con vestidos largos de falda, con orlas de plumas que aumentan su tamaño en los giros.

Luego los latinos que son la Samba, manifestación cultural brasileña de raíces africanas; el Chachachá, procedente del danzón de Cuba; la Rumba-Bolero, con sus pasos cortos y ligeros movimientos de cadera; el Pasodoble, con sus raíces militares y el Jive, de procedencia estadounidense.
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En estos, la conexión de la pareja es primordial. Deben transmitir al jurado una fuerza y sentimiento de confianza que refleje con sus cuerpos las canciones y ritmos que interpretan. Deben contar una historia.
Las caderas, la sensualidad y la picardía son acompañamientos clave en cada paso que dan los bailarines reflejando la frescura típica de la persona latina.

Sus trajes son abiertos muy al estilo de Antonio Banderas, y ellas lucen trajes cortos ceñidos a su cuerpo, con pedrería, plumas y swarovski.

Todos ellos implican tener un nivel avanzado en danza y horas y horas de entrenamiento. Fue en el 2000 en los Juegos Olímpicos de Sidney que surgió la primera demostración de este deporte con el fin de que formase parte de este evento en el futuro, estudios que aún siguen en proceso.

Si tu deseo es convertirte en bailarín de bailes de salón de competencia, debes comenzar desde ya a desarrollar y perfeccionar ciertas habilidades y destrezas físicas y mentales como fuerza, agilidad, coordinación, resistencia, interpretación musical, gracia, estilo, disciplina, trabajo en equipo y sobre todo pasión.

Si has probado bailar y te sientes como otra persona, confiado, seguro y libre. Si sientes que descubriste una parte de ti la primera vez que danzaste o si te sientes conectado con la música, que tu cuerpo se deja llevar y puedes expresar las tonadas a la perfección, un don natural, un talento o un placer, entonces el baile deportivo puede ser una opción para ti.

El baile es una actividad física de excelencia y considerada elitista profesionalmente hablando, pero si quieres entrar a este mundo de lleno lo único que debes hacer es bailar, dejarte llevar y conocer tu cuerpo.
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Los bailes de salón liberan y te dan incluso la oportunidad de socializar mientras te pones en forma, de disfrutar cada instante de la música y de salir con un aire nuevo de cada lección. ¡Nunca es tarde para comenzar a bailar!

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La historia del tango

11/2/2018

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Una danza que relata historias de amor, pasos firmes y marcados. Una pareja en un estrecho abrazo, pasos que expresan pasión y una rosa blanca en la boca del hombre que busca seducir a su pareja.
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Lo vemos en comedias románticas y presentaciones en Brodway. Siendo una de las danzas más complejas a la hora de aprender a nivel internacional, requiere coordinación, flexibilidad y confianza en su pareja.

Pero sobre todo, los bailadores deben poder expresarse con su cuerpo. Este baile es considerado tanto por sus bailadores como por sus espectadores un romance de tres minutos, un romance entre bailadores que posiblemente no se conocen del todo, pero representan el amor, la sensualidad y la pasión en cada paso mientras bailan Tango.

Es curioso como el Tango etimológicamente abarca tanto. Se refiere a lugares cerrados, sitios de baile, poned los tambores y bailes afro-argentinos en sus inicios. Hoy por hoy, cada vez que lo escuchamos nombrar lo primero que ilustramos en nuestra mente es una rosa, una cadencia, un hombre seductor y una dama de rojo.
Esta danza pasional se vio originada en los puertos de Uruguay y Argentina, específicamente en Río de la Plata. En los suburbios, barrios bajos y zonas marginales se comunicaban los esclavos, entre códigos y señas para disfrutar de sus llamados en su fecha “tangos”, academias o milongas, escapando por ratos de la condición en que vivían.

Los padres de esta danza eran los propios pertenecientes a las comunidades afro-rioplatenses de mediados del siglo XIX que luego de la evolución que sus propios bailes de pareja habían conseguido, tuvieron la oportunidad de fusionarse en una sola y majestuosa danza.

Este, a diferencia de los demás bailes de salón no deriva de una en particular. Músicos y bailarines dedicaron décadas en conseguir una raíz concreta y fracasaron al hacerlo. Ya que el Tango como tal, no es un baile modificado, sino estilos mezclados.

Es eso lo que lo hace único y fácilmente diferenciable del resto, su corte, su quebrada y su caminar son propios. Su música surgió de improvisaciones que según lo que se sabe a la fecha, proviene de músicos que no sabían leer partituras.

Su sensualidad y la extroversión de sus bailadores no colaboraban con hacerle fama. En esa época el Vals estaba siendo recién introducido en los bailes de salón entre críticas y bochornos por el contacto físico de la pareja.

Entonces, entre clubes y prostíbulos quedó renegada esta danza sensual.

Este estilo contribuyó directamente en la sociedad que hoy conocemos. Dio un giro completo al modo de relacionarse entre ambos géneros. Y es que, de no ser así quizás aún hoy representaría una falta de pudor que personas de ambos sexos se dirigieran la palabra.

Claro está, sus primeros intentos para ser incluida como danza en la alta sociedad fueron completamente desastrosa. No solo fue rechazada sino también prohibida por los más pudientes y por la misma iglesia.

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Tanto así fue su impacto que, personas eran detenidas por la policía al bailar tango en lugares públicos, quedándose por casi 100 años más en el lugar que lo había visto nacer, los suburbios.
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Este estilo ha ido evolucionando notoriamente desde su nacimiento. Tanto así, que sus historiadores han separado sus diferencias y pasos de cambio en etapas.

La Guarda Vieja, su primera etapa, data desde su nacimiento desde principios a mediados del siglo XIX y es separada en dos etapas. La eclosión, va desde sus inicios hasta que el estilo luego de tumbos y mezclas, definió su forma e identidad propia, siendo conocido entonces como “tango criollo”.

En el momento en que la población de Montevideo se vio velozmente multiplicada y la de Buenos Aires pasó el millón de habitantes, la interacción cultural dio paso al tango rioplatense marcando al fin la independencia de la milonga y demarcándose con su propia personalidad, naciendo un estilo más pulido.

Poco a poco, se fue sumergiendo a la población en esta nueva movida. Dado el hecho de que la mayor parte de la población era partidaria del baile, más que todo inmigrantes africanos y cubanos, a pesar de las prohibiciones fue instaurándose en cafés, teatros y cabarés.

En este punto nace el tango canyengue. Con fin de no dejar de lado un estilo tan atractivo, la solución para completar su popularización fue adecentarlo, suavizarlo y eliminar pasos característicos de sí con el fin de no dejar morir esta danza.

De este modo, comenzamos a verlo casi como hoy lo conocemos con parejas bailando en los boulevards, en público y sin delitos al tiempo que los músicos comienzan a grabar sus obras maestras especiales para la ya no tan considerada “danza prohibida”.

Y no fue sino hasta la primera década de los 1900, que su música comenzó a crear el carácter que le conocemos. Fue entonces cuando fue integrado el bandoneón como instrumento central de esta en la etapa que lleva su nombre.

Posteriormente y luego de resistencias por parte de los músicos, fue integrado el piano. La falta de aceptación de los artistas resultó en el perfeccionismo. Antes de modificar el género por completo, muchos de ellos invirtieron su tiempo en estudiar la aplicación del piano, como sería su adaptación rítmica y musical.

Fue al verse sustituidos por estos elementos musicales, que sus antiguos protagonistas comenzaron a renegarse. Antiguamente, su estilo saltarín y vivaz era dado por la flauta, que con el tiempo desapareció por completo del Tango. Y su compañera la guitarra también se vio postergada, dando paso a una nueva etapa tanguera: la Guardia Nueva.

Aquí tenemos ya la aceptación de la danza y sus pasos, instrumentos, música y carácter definidos. Ya el Tango es aceptado y ya comenzó su difusión global. Aportes de músicos preparados y letras evocativas de añoranza contribuyeron con este paso.
Pero hubo un punto, en que todo el mundo quiso saber de qué iba este baile, miles de academias abrieron, había maestros por todas partes y comenzó una fiebre del tango en 1912. Fue gracias al estreno mundial de The Sunshine Girl en Londres, que llegó directamente al corazón de la alta sociedad.

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Esta comedia musical que incluía solo un número de Tango fue el que lo puso en moda rápidamente en las grandes casas europeas.
A los pocos meses de este fenómeno, músicos, historiadores y famosos comenzaron a rondar entorno a él. Nació el primer libro de historia dedicado a una danza popular de la mano de Gladys Beattie Crozier. Y poco después, se vieron las primeras giras por Europa que incluían pianista, bandoneonista, violinista y como primicia: una pareja de bailarines.
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Casimiro Aín y su compañera Martina fueron esos talentosos precursores, que por primera vez dieron a ver con gracia, elegancia y sensualidad una revolución en los modos de bailar, de expresar con el cuerpo y de relacionar ambos géneros.
Poco después de su auge y un tanto antes de los comienzos de la Primera Guerra Mundial que Guillermo II, emperador de Alemania prohibió bailar a sus oficiales bailar el tango si vestían uniforme.

Pero las nuevas prohibiciones a lo largo de Europa no lograron más que reafirmar su difusión y del modo en que este, cuestionaba las costumbres establecidas sobre la relación de las personas con sus cuerpos.

Este ese momento, tanto los líderes políticos como eclesiásticos esperaban que las prohibiciones acabaran por extinguir el género, pero finalizada la guerra y retomados los viajes en un mundo de discos y cine mudo, la difusión de la música y el baile a lo largo del globo continuó su legado.

Cerrando la Guardia Nueva, ya los artistas habían diferenciado sus propios estilos dentro de este género, tanto bailarines como músicos para iniciar la Edad de Oro del tango en los años 40.

Esta década contempló la perfección entre los cambios. Eran muchos los artistas y en su mayoría llevaban calidad a lo largo del mundo.

Orquestas en vivo, protagonismos en radio, discos y cine convirtiéndose en la música de esa generación. Se escuchaba tango en todos lados, cafés, bares, clubes, salones, sindicatos y carnavales.

Los grandes clubes de futbol organizaban bailes los fines de semana y masivos carnavales donde era casi obligatoria la presencia de la orquesta en vivo siendo la actividad tanguera el centro de atención.

Fue entre los 50 y 60 que comenzó a verse desplazado el Tango de las pistas de baile, con la contrastante aparición de los hippies, el rock and roll y la revolución sexual.

Y finalmente volver a posicionarse unas dos décadas después en su país de origen y en la ciudad de París renaciendo de las cenizas con el espectáculo del reconocido Claudio Segovia “Tango Argentino”.

Actualmente gracias a la facilidad de internet y las mezclas interculturales que se han llevado a cabo desde inicios de nuestro siglo, miles de géneros han nacido, y miles de músicos alternativos se han visto involucrados en su recuperación por medio de instrumentos actuales con cadencias tangueras y pasos alusivos sin fin.

Vemos Tango con Hiphop, con Rock, incluso con Heavy metal en shows, presentaciones y videos de internet.

Siendo uno de los bailes de salón más sensuales y elegantes, pasó a ser considerado patrimonio inmaterial de la humanidad, pasando por si fuera poco a convertirse en eternidad:

El tango nació entre las clases bajas de ambas ciudades [Buenos Aires y Montevideo] como una expresión originada de la fusión de elementos de las culturas afroargentinas y afrouruguayas, auténticos criollos e inmigrantes europeos. Como resultado artístico y cultural de este proceso de hibridación, el tango es considerado hoy en día como uno de los principales signos identitarios del Río de la Plata.

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LA BACHATA

3/2/2018

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Danza sutil y sensual, erótica, rápida y pegadiza. Popularizada a principio de este siglo y bailada en cada rincón de América Latina. Es romántica y relata historias de amor imposible, difícil, complicado, variable y a veces, expresa el sentimiento de los corazones olvidados.

Es la Bachata, que es mayormente conocida por sus pasos balaceados y letras con sentidos eróticos. La llamaban en décadas anteriores como “Música de amargue”, parece proceder del bolero como una manera más rápida de bailar y cuyos cantos se diferencian por la utilización de resonancias nasales y giros con desgarramientos.

Nacida en los 60s en República Dominicana, de la voz de José Manuel Calderón quien creó una transformación antillana a los boleros ya populares en la época.

Al ser popularizada en las zonas bajas de las urbe y haber visto sus orígenes en los campos, además de por el contacto entre bailarines y las letras y movimientos sensuales, obtuvo mala fama que la siguió por largo tiempo.

Al no ser aceptada por la alta sociedad, durante la década siguiente a su origen se convirtió en la música típica de cabarets, burdeles y lugares marginales de las grandes ciudades.

Es en los 80s cuando nace la Bachata Rosa, una variable del género con letras más universales y pasos más bailables y apropiados para impulsar su popularización. Pero no fue sino hasta el 2002 que el grupo dominicano Aventura la hizo internacionalmente conocida y bailada con su tema “Obsesión”.

Hoy en día quedan solo algunos pasos de la Bachata primitiva “doble sentido”. En los noventa, comenzó a implementarse el paso en línea y los pasos laterales para desprenderse un poco más del baile en cuadro de su antecesor Bolero.

Y como con todas las ramas, al verse hoy día en diferentes países, ciudades y culturas, lo normal es ver las variantes del baile en cada zona. Mayores movimientos de caderas, más adornos con las manos, variaciones con tango, y Bachatas propias de cada región.

La Bachata es actualmente el ritmo más popular en New York y Latinoamérica.  Su coreografía actual procede de los 90s. Entre sus estilos más destacados están el europeo y el dominicano. En el primero podemos apreciar mayor número de figuras, la pareja se junta y se separa entre series de pasos para estilizar los movimientos que marcan cada una. Y en el segundo, los bailarines se enfocan mayormente en el movimiento de las caderas, bailan muy pegados y no se elaboran tantas figuras.

Este es un baile que desborda sensualidad, pero para elaborarlo adecuadamente indiferentemente de la vertiente debe encontrarse el equilibrio adecuado entre la complejidad de las figuras y la sensualidad de los movimientos.

Precisamente el mayor motivo para la mala fama del género, fue que al popularizarse entre cabarets se cruzaba la línea fina entre sensualidad y vulgaridad; por lo que era tan mal visto y considerado marginal.

En este baile de salón, el paso base consta de cuatro tiempos. Se inicia con los pies juntos. En el primer tiempo, simplemente abrimos un poco con el pie derecho hasta el lado derecho, es decir, de lado.
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En el segundo tiempo, el pie izquierdo busca juntarse con el derecho nuevamente. En el tercer tiempo, repetimos el movimiento del primero. Y en el cuarto volvemos a juntar, pero esta vez damos un pequeño golpe de cadera hacia arriba al lado de dónde venimos, en este caso, a la izquierda.
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Este golpe de la cadera, en los hombre suele ser menos acentuado que en las mujeres. Luego repetimos esta secuencia con el pie izquierdo y seguimos así, danzando de lado a lado en la misma línea.

A simple vista parece ser un baile sumamente sencillo, y si la pareja se dedica a bailar una Bachata lenta, sin adornos ni figuras, lo es.

Es a la hora de coordinar con brazos y vueltas que encontramos la dificultad de este baile de salón. Si has bailado Salsa o tienes conocimiento básico de la misma, será pan comido. Las figuras suelen ir de la mano. El hombre deber saber guiar a su pareja y la mujer debe saber dejarse guiar.

Recordemos que este baile se fundamenta en la sensualidad y la rigidez corporal puede acabar con esto en un solo paso.

La música de la Bachata proviene del son cubano y los ritmos africanos, tal y como todas las vertientes de música y bailes de salón provenientes del Caribe. Siendo estos los primeros ritmos popularizados para los bailes en pareja en la época de colonos y esclavos.

La Bachata se compone por percusión y cuerdas de origen dominicano que con guitarras, marimbas, maracas, güiras, bongos y timbales, creando un estilo híbrido que deriva del bolero y otros ritmos del caribe.

En sus inicios, solían denominarle “música de amargados” por los garraspeos y sonidos nasales en la voz de los cantantes. Además, de que sus letras estaban compuestas por fraseos de doble sentido, eróticos, románticos o melancólicos.

Una de las características de su música se escucha nombrar en las canciones de Aventura, cuando dicen “llora mi guitarra” al crear un sonido de goteo agudo y sollozante.

Pero desde la década pasada, músicos como Juan Luis Guerra le han dado un vuelco a este lado melancólico tan característico suyo, respetando las tonadas y ritmos pero incorporando letras alegres o percusiones diferentes a sus canciones.
Y como todos los bailes, con el paso del tiempo y la intervención de grandes influencias que quisieron darle su toque personal, se fueron creando variables en pasos y estilos, cada uno con un toque de su región y gentilicio.

Entre los oficializados tenemos:

La tradicional, originada entre Estados Unidos y Europa. Lo mencionamos anteriormente, mantiene a la pareja de frente cerrada, incluye giros y caídas pero no tanto adornos de brazos ni figuras. Es el primer estilo que como bailador se aprende. En este, es importante dominar el movimiento de la cadera en los tiempos 4 y 8 y la coordinación.

La Bachata sensual por su parte, se enfoca en el contacto físico entre la pareja y la expresión corporal que ambos manejan. Se enfoca más en la interpretación de la música 
utilizando movimientos ondulatorios, ochos de cadera y golpes secos dejando de lado un poco los giros y el enfoque de los pies.


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La Bachata Moderna o Madrileña, es como conocemos a la bailada hoy día. Esta incorpora pasos y giros de otros estilos como la salsa y merengue, se considera más estilizada, guarda cuidado en la postura de la pareja y permite jugar con los pies durante su desempeño.
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La callejera o Bachata urbana, incluye también pasos de otros estilos, aunque más inclinados a los de hiphop. Nace de una fusión entre la cadencia y la actitud del Street dance y algunos pasos y movimientos rápidos de la bachata como tal. A diferencia de las demás variables, esta es más libre incluso en la dirección de sus pasos ya que no se baila de lado a lado (en línea) ni en cuadro.

La Bachatango o Bachata Tango por su parte, nace directamente de la Bachata moderna. Se diferencia de todas por las pausas prolongadas, las patadas elaboradas, los giros y la elegancia del tango. Se centra directamente en la sensualidad y en cómo utilizarla para adornar cada figura.

Y por supuesto, el estilo original dominicano. Mantiene un gran parecido con la salsa latina debido a algunas de sus  figuras. Se cambia de posiciones abiertas a cerradas y se omiten los giros casi por completo. Este estilo aun hoy mantiene su dirección lineal y sus pasos base.

Su procedencia dominicana la caracteriza de los demás bailes de salón de Latinoamérica.

Hoy día la conocemos como el estilo de baile y la música que lo acompaña, pero antiguamente la Bachata hacía referencia directa a un tipo de reunión social festiva. Y etimológicamente, “bachata” significa juerga, jolgorio y parranda.

Cuando un dominicano decía de que “había bachata”, hablaba de recreación popular, fiesta de patio o calle. Es decir, se usaba el nombre para festividades mas no como género musical ni estilo de baile.

En sus inicios, la bachata iba acompañada de ron, música y bailes varios. Y esto, además del significado dado en el párrafo anterior, fue uno de los factores que contribuyó en gran medida a que la alta sociedad una vez establecido como estilo de baile, lo considerara digno solo de “gentuza”.

Realmente, el género nació de variaciones de boleros desarrolladas en las “fiestas de calle” con guitarras, palitos, cucharas e instrumentos del campo, donde las bandas jugaban con las peticiones del público, sus instrumentos y tonadas del son, las rancheras y el merengue con lo que fueron improvisando.

A principios de los 60 y hasta finales del siglo, se consideraba música de desamor y depresiva. De hecho, debido a la influencia psicología que tenían las letras de algunos cantantes, llegó a verse prohibido en algunas  regiones y poblados latinos el género musical, y en otros solo determinados artistas.

Hoy en día, tanto el género como el baile han ido evolucionando. Ya no vemos tanto doble sentido en las letras, algunos cantantes han sabido conservarlos sutilmente. Encontramos nuevos instrumentos entre sus bandas y encontramos más estilizado el baile.

Si bien es uno de los bailes de salón más joven o reciente, ha encontrado muchos cambios en su camino a la aceptación. El toque romántico, la elegancia, la sensualidad sutil y cuidada son características claves de nuestra Bachata. Esa que a principios de este siglo se propagó por el mundo llegando a otros continentes y ha sigo la base para otros estilos musicales y bailes de salón.

Si has incursionado en otros bailes, aprender el paso base de la bachata será pan comido. Solo presta atención a tu cadera y baila frente al espejo. Vigila no exagerar ningún movimiento y no cruzar la línea fina de la que hemos hablado.

Aquí la distancia no permite casi el contacto visual con la pareja, pero eso no implica disminuir la chispa en tus ojos. Deja que tu cuerpo exprese la música y conviértete en una obra de arte viviente.

Acostumbra a tu cuerpo a la sensualidad y sutileza de este estilo de baile y deja a todos con la boca abierta en la pista de baile.

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